El próximo sábado 4 de octubre de 2025, la capital ecuatoriana recibirá una de las leyendas más grandes del death metal mundial: Deicide. La cita será en el Centro de Convenciones Teleférico de Quito, un escenario que vibrará con la potencia de una jornada brutal e intensa organizada por Sundown Records y Chamuco Producciones.

El evento promete ser una experiencia inolvidable para los fanáticos del metal extremo, con un cartel que reúne a destacadas agrupaciones nacionales junto a la icónica banda estadounidense. La jornada comenzará a las 14:00 horas con el ingreso, para luego dar paso a una serie de presentaciones que calentarán la tarima hasta la descarga final de Deicide.

La alineación incluye a Eblis Desperation (15:00), Cry (16:00), Parca (17:00), Chancro Duro (18:00) y Avathar (19:00). Cada una de estas agrupaciones aportará la fuerza del metal ecuatoriano en sus distintas vertientes, preparando el terreno para la actuación más esperada de la noche.

Finalmente, a las 20:30 horas, será el turno de Deicide, pioneros y referentes absolutos del death metal desde su formación en Florida a finales de los años 80. Con una carrera que supera las tres décadas, múltiples discos de culto y un legado imposible de ignorar, su presentación en Quito promete ser una descarga de pura brutalidad y técnica demoledora.

La entrada única tiene un valor de $70 y el evento acepta todas las formas de pago, lo que facilita el acceso a los fanáticos. Además, al tratarse de un concierto de estas dimensiones, se espera la asistencia de público de diferentes ciudades del país, consolidando a Quito como un epicentro del metal extremo en Latinoamérica.

Este concierto no es solo un espectáculo musical, sino también un punto de encuentro para la comunidad metalera. Más allá de la intensidad de los riffs y los guturales, se trata de una oportunidad para fortalecer la escena nacional y compartir con una de las bandas más influyentes en la historia del género.

El 4 de octubre quedará marcado en la memoria de todos los asistentes como una fecha en la que el death metal se apoderó de Quito, en un ritual sonoro que promete ser legendario.